FEUDALISMO : CEREMONIA DE VASALLAJE
El Feudalismo fue una época de la Edad Media compleja y que siempre ha estado marcada por un carácter peyorativo en la visión popular. Al pensar en él nos recreamos en castillos, duros señores feudales y vasallos sometidos. La verdad es que esta visión no está del tal exenta de verdad, pero son muchos los aspectos que rodean a esta oscura época.
Uno de los más significativos es la
extensión de la relaciones de dependencia entre las personas buscando
seguridad en una época marcada por la fragamentación
política y las invasiones como por ejemplo húngaros o vikingos.
Lo primero es distinguir entre vasallaje que
implicaba una relación de dependencia entre nobles y encomendación que
marcaría la dependencia de un no noble hacia un señor. Hubo pocas épocas con
una diferenciación más marcada entre los distintos grupos sociales.
Estas relaciones de dependencia se
articulaban en torno a un Contrato de Vasallaje que
tenía dos partes: Homenaje e Investidura.
LA CEREMONIA DEL HOMENAJE requería
una serie de partes. Así tras un apretón de manos y la declaración
verbal de querer ser vasallo del señor, se realizaba el juramento de fidelidad
(sólo entre hombres libres y sobre los Evangelios) y se sellaba con un beso en
la boca, símbolo de paz y fidelidad. Es curioso que el recogerlo por escrito
no apareciese hasta una época más tardía. La palabra y la simbología que
rodeaba a esta cermonia era tan válido o más que una firma sobre un papel.
Tras esta ceremonia se creaba un lazo
perpetuo entre ambos con obligaciones y deberes recíprocos. Así el vasallo debe
a su señor fidelidad, Auxilium (tanto militar, como personal que se concretaba en la realización de
determinados trabajos, como económico), además de deber acudir a su corte para
aconsejarle. Por parte del señor, éste debía dar a su vasallo protección
militar y judicial, además de, su obligación fundamental, mantenimiento.
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