TRATADO DE ALCÁÇOVAS
En 1479 se firmó el Tratado de Alcáçovas entre Castilla y
Portugal, primer acuerdo en regular las posesiones coloniales.
Los términos del trato fueron los siguientes:
A la altura de las islas Canarias se trazó un paralelo: los
españoles podrían explorar y, en tal sentido, conquistar las tierras que
estuviesen al norte de esa línea.
Por su parte, Portugal se reservó para sí los territorios de
Guinea, islas Madeira, Cabo Verde y de las Azores.
Cabe mencionar, que tal delimitación liberaba el paso a
Portugal: navegando hacia sur podría llegar a África y así a las Indias.
El problema se agudizó al regreso del primer viaje de Colón
que debió parar en una de las islas portugueses en virtud del mal tiempo,
tomando éstos conocimiento de la expedición enviada por la corona de Castilla.
Al Tratado se agregaron dos bulas más llamadas “Inter
Caetera” (1493), a través de las cuales se les cedía el derecho a los españoles
de las nuevas tierras descubiertas.
En la primera bula El Papa cede los territorios y en la
segunda definía los territorios como españoles situados más allá de una línea
imaginaria a cien leguas hacia occidente de las Azores y Cabo Verde.
De hecho, diferentes historiadores están de acuerdo en que
las tierras descubiertas por Colón, en virtud del Tratado, correspondían a Portugal
y que con la intervención Papal perdieron el derecho que les cedía la
circunnavegación del Atlántico.
En esa circunstancia, ambos países se reunieron para hacer
una nueva repartición, cuyo resultado derivó en el llamado Tratado de
Tordesillas (1494).
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