AUSTRIAS: CARLOS I DE ESPAÑA Y V DE ALEMANIA
Carlos I de España
(Carlos I de España y V de Alemania; Gante, Flandes, 1500 -
Yuste, Extremadura, 1558) Rey de España y emperador de Alemania; con él
quedaría implantada en España la Casa de Habsburgo. Hijo de Juana la Loca y de
Felipe el Hermoso de Castilla, fue educado en los Países Bajos por Adriano de
Utrecht (el futuro papa Adriano VI) y Guillermo de Croy, recibiendo la
influencia de los humanistas del Renacimiento, como Erasmo de Rotterdam.
En 1515 asumió la gobernación de los estados de la Casa de
Borgoña (los Países Bajos, el Franco Condado, Borgoña y el Charolais), que le
correspondían por herencia de su abuela paterna, María de Borgoña. Al morir en
1516 su abuelo materno, Fernando II el Católico, heredó las Coronas unificadas
de Castilla (a la que se había anexionado Navarra el año anterior y se iban
incorporando día a día los nuevos descubrimientos en las Indias) y de Aragón
(con sus dominios mediterráneos de Nápoles, Sicilia, Cerdeña y el Rosellón).
Y en 1519, al morir su abuelo paterno, Maximiliano I de
Austria, heredó los vastos estados patrimoniales de los Habsburgo (Austria,
Tirol, Bohemia, Moravia, Silesia, Estiria, Carintia y Carniola), que llevaban
aparejada la candidatura a la Corona imperial de Alemania, para la que Carlos
fue efectivamente elegido aquel mismo año (aunque no sería coronado formalmente
por el papa hasta 1530).
Dueño de tan extensos territorios, el rey y emperador Carlos
asumió enseguida el proyecto de Mercurino Arborio Gattinara de restaurar un
Imperio cristiano universal, para lo cual debía lograr una hegemonía efectiva
sobre los restantes reyes de la Cristiandad. Ello lo enzarzó en guerras
continuas contra los rivales de tal hegemonía. Como rey de España, Carlos
suscitó importantes resistencias desde su llegada al país en 1517, debido a su
condición de extranjero; compareció ante las Cortes desconociendo la lengua
española, rodeado por un séquito de asesores flamencos y con la mirada puesta
en objetivos políticos que excedían con mucho los límites de la Península.
Su política poco respetuosa de la autonomía municipal, al
tiempo que la perspectiva de un monarca ausente durante largos periodos de
tiempo que esquilmaba al reino con impuestos para financiar sus empresas
europeas, determinaron las insurrecciones urbanas de las Comunidades de
Castilla (1520-21) y de las Germanías de Valencia y Mallorca (1519-24), que
Carlos hubo de aplastar militarmente. Para aplacar los ánimos permaneció unos
años en la Península, donde contrajo matrimonio con su prima Isabel de Portugal
(1526), como le habían pedido las Cortes de Castilla.
En cuanto a su lucha por la hegemonía en Europa, Carlos tuvo
que enfrentarse como campeón de la Cristiandad contra el avance de los turcos,
que bajo el reinado de Solimán el Magnífico avanzaron por los Balcanes hasta el
corazón de Austria (primer asedio de Viena en 1529 y anexión turca de Hungría
en 1541), al tiempo que el corsario Barbarroja hostigaba la navegación en el
Mediterráneo.
Carlos tuvo que librar también cuatro guerras contra el rey
«cristianísimo» de Francia, Francisco I, en 1521-26, 1526-29, 1536-38 y
1542-44, motivadas por diversos contenciosos territoriales en Italia y los
Países Bajos. Enrique VIII de Inglaterra y otros estados europeos (como
Venecia, Florencia, Suiza, Dinamarca o Suecia) se aliaron ocasionalmente a
Francia, temerosos de la hegemonía austriaca; e incluso el Papado (bajo León X
y Clemente VII) luchó contra el emperador, quien no dudó en hacer que sus
ejércitos saquearan Roma en represalia (1527).
En la propia Alemania, la Reforma protestante iniciada por
Lutero en 1519-21 acabó con la unidad católica; Carlos se mostró inflexible con
los príncipes protestantes, a los que exigió primero que retornaran al seno de
la Iglesia (Edicto de Worms, 1521) y derrotó luego en la Guerra de Esmalcalda
de 1546-47 (batalla de Mühlberg). Pero, finalmente, se vio obligado a reconocer
la escisión religiosa (Paz de Augsburgo, 1555), mientras el Concilio de Trento
(1545-63) iniciaba la «Contrarreforma» en el bando católico.
Fracasado de este modo su proyecto imperial, Carlos abdicó
en Bruselas en 1555, dejando a su hijo primogénito, Felipe II, los reinos de
España y los estados de la Casa de Borgoña, incluyendo las Indias, Italia
(Cerdeña, Nápoles, Sicilia y Milán), los Países Bajos y el Franco Condado;
junto con dichos territorios, Carlos legaba a su hijo una Hacienda abocada a la
bancarrota por los ingentes gastos de las campañas imperiales.
Las tensas disputas en el seno de la Casa de Habsburgo le
llevaron a desgajar de la herencia los estados patrimoniales de los Habsburgo
en el centro de Europa, que pasaron a su hermano Fernando I junto con la Corona
imperial (1558), quedando separada desde entonces en dos ramas la Casa de
Austria. Carlos, enfermo de gota, se retiró al monasterio de Yuste, donde
murió.
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